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domingo, 25 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
Las emociones y la salud física:
Desde pequeños se nos enseña que mostrar las emociones en público es de personas débiles, inmaduras y con déficit de autocontrol. Además se ha extendido que las emociones (el llanto más concretamente) pertenecen al sexo femenino. Una atribución machista y sexista, sin duda. El machismo no sólo es una actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres, tal y cómo se describe en la R.A.E., sino que es un foco infeccioso que daña mente y cuerpo…
Ahora sin embargo la sociedad está cambiando, la ciencia avanza rápidamente y cada vez nos preocupamos más por nuestra salud cuerpo-mente. Estamos evolucionando y ya se abre paso entre nosotr@s la convicción de que vivir las emociones es un elemento insustituible en el desarrollo de la inteligencia y el crecimiento personal.
Para poder entender los sentimientos de los demás, debemos empezar con un trabajo de introspección; autoconocimiento y reconocimiento de nuestros propios sentimientos. Solo así podremos reconocer y entender los sentimientos de otras personas.
La tolerancia y el respeto son palabras que tod@s predicamos, pero poc@s con el ejemplo. En nuestra educación se nos ha motivado para que saquemos el máximo rendimiento de nuestros recursos intelectuales, dejando a un lado las emociones. Sin embargo sin emociones no existe tolerancia ¿curioso verdad?
No quiero restar importancia al hecho de adquirir conocimientos técnicos, pero sí quiero resaltar la importancia que tiene cumplimentarlos con el desarrollo de la inteligencia emocional. Podemos formarnos y prepararnos para la vida profesional yendo a la universidad, por ejemplo, pero para aprender a vivir debemos aprender a observar, analizar, sentir y sacar jugo de nuestras vivencias. Convertirnos en personas maduras, equilibradas, responsables y, cómo no, felices y plenas, depende de que sepamos distinguir, describir y atender los sentimientos. Eso significa contextualizarlos, jerarquizarlos, interpretarlos y asumirlos. Porque cualquiera de nuestras reflexiones o actos pueden verse "contaminados" por nuestro estado de ánimo e interferir negativamente en la resolución de un conflicto o en una decisión que tenemos que tomar.
Ahora recuerdo algo que leí en un libro titulado “El alma está en el cerebro” y es que cada decisión que tomamos, aunque nos parezca insignificante como decidir si queremos azúcar en el café o no, se ve afectada por nuestras emociones.
Sabemos que reprimir nuestras emociones y ocultarlas afectan negativamente a nuestra salud. Las úlceras de estómago, las depresiones, la ansiedad, entre otras son enfermedades que se relacionan directamente con la represión de nuestros sentimientos. Sin embargo el autocontrol nos equilibra. Debemos saber que todos los extremos son negativos, debemos encontrar el equilibrio para lograr el bienestar. Por eso debemos aprender a expresar nuestros sentimientos sin ser agresivos y asumiendo nuestra responsabilidad, es decir sin culpar a terceros o las circunstancias, atenderlos y saber cómo gestionarlos y descargarlos dándoles la importancia que tienen, ni más ni menos.
Nuestro estado anímico puede repercutir seriamente en nuestra salud mental y física. Muchos de los trastornos alimenticios y enfermedades como anorexia y bulimia son consecuencias de ello. Este un tema muy importante a tener en cuenta, desarrollar nuestra inteligencia emocional es una buena prevención.
Cuando dudamos ante una decisión o nos proponemos comprender una situación concreta, no actuamos como un robot o cualquier ingenio de inteligencia artificial, sino que ponemos sobre la mesa todo nuestro bagaje personal (experiencias vivenciales) y además el pesado fardo de nuestra herencia cultural. Por eso vivir nuestras emociones es una habilidad relacional que nos capacita como seres que se desarrollan en un contexto social. Si logramos conectar con nuestros sentimientos somos capaces de empatizar con los sentimientos de los demás. Poner en práctica habilidades que nos ayudan a vivir en armonía con nosotr@s mismos y con nuestro entorno, nos hace seres inteligentes.
¿Habéis oído alguna vez el refrán que dice… El diablo sabe más por viejo que por diablo?¿ y este otro que dice cocinero antes que fraile?. Sin duda, "la experiencia es un grado".
No es más inteligente el que mejores notas saca, sino el que sabe desarrollar (utilizando su experiencia vivencial) y emplear habilidades que le ayuden a afrontar la vida. Los mejores profesionales son lo que saben “buscarse la vida”.
Muchas personas otorgan más importancia a obtener un título académico que al desarrollo emocional. En esta sociedad aprendemos que el consumismo y la rivalidad son valores y además nos confunden con mensajes erróneos como que las buenas formas significan esconder nuestros sentimientos. Este es un peso que arrastramos de generación en generación, un gran peso que llevamos a nuestras espaldas.
Sin embargo al fin, estamos evolucionando y empezamos a trabajar más el lado “humano”.
Aprender a reconocer y gestionar nuestras emociones nos hace además mejores personas, ya que aprenderemos a respetar los sentimientos de los demás, nos ayuda a saber hacer y tomar decisiones, por tanto nos hace autónomos, nos equilibra, es decir que también nos ayuda a ser felices, y en definitiva nos aporta salud mental y física. ¡Vaya casi nada!
En la Universidad de Málaga los doctores Fernández Berrocal y Exremera definen la inteligencia emocional como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimienos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás. En la inteligencia emocional se contemplan cuatro componentes:
• Percepción y expresión emocional. Se trata de reconocer de manera consciente qué emociones tenemos, identificar qué sentimos y ser capaces de verbalizarlas. Una buena percepción significa saber interpretar nuestros sentimientos y vivirlos adecuadamente, lo que nos permitirá estar más preparados para controlarlos y no dejarnos arrastrar por los impulsos.
• Facilitación emocional, o capacidad para producir sentimientos que acompañen nuestros pensamientos. Si las emociones se ponen al servicio del pensamiento nos ayudan a tomar mejor las decisiones y a razonar de forma más inteligente. El cómo nos sentimos va a influir decisivamente en nuestros pensamientos y en nuestra capacidad de deducción lógica.
• Comprensión emocional. Hace referencia a entender lo que nos pasa a nivel emocional, integrarlo en nuestro pensamiento y ser conscientes de la complejidad de los cambios emocionales. Para entender los sentimientos de los demás, hay que entender los propios. Cuáles son nuestras necesidades y deseos, qué cosas, personas o situaciones nos causan determinados sentimientos, qué pensamientos generan las diversas emociones, cómo nos afectan y qué consecuencias y reacciones propician. Empatizar supone sintonizar, ponerse en el lugar del otro, ser consciente de sus sentimientos. Hay personas que no entienden a los demás no por falta de inteligencia, sino porque no han vivido experiencias emocionales o no han sabido gestionarlas. Quién no ha experimentado la ruptura de pareja o el sentimiento de orfandad por la pérdida de un ser querido, es difícil que se haga cargo de lo que sufren quienes pasan por esa situación. Incluso cuando se han vivido por experiencias de ese tipo, si no se ha hecho el esfuerzo de vivirlas de manera explícita aceptándolas e integrándolas, no estarán suficientemente capacitados para la comprensión emocional inteligente.
• Regulación emocional, o capacidad para dirigir y manejar las emociones de una forma eficaz. Es la capacidad de evitar respuestas incontroladas en situaciones de ira, provocación o miedo. Supone también percibir nuestro estado afectivo sin dejarnos arrollar por él, de manera que no obstaculice nuestra forma de razonar y podamos tomar decisiones de acuerdo con nuestros valores y las normas sociales y culturales.
Estas cuatro habilidades están ligadas entre sí en la medida en que es necesario ser conscientes de cuáles son nuestras emociones si queremos vivirlas adecuadamente.
Gestionar adecuadamente las emociones supone:
• No someterlas a censura. Las emociones no son buenas o malas, salvo cuando por nuestra falta de habilidad hacen daño, a nosotros o a otras personas.
• Permanecer atentos a las señales emocionales, tanto a nivel físico como psicológico.
• Investigar cuáles son las situaciones que desencadenan esas emociones.
• Designar de forma concreta los sentimientos y señalar las sensaciones que se reflejan en nuestro cuerpo, en lugar de hacer una descripción general ("estoy triste", "estoy nervioso"...).
• Descargar físicamente el malestar o la ansiedad que nos generan las emociones.
• Expresar nuestros sentimientos a la persona que los ha desencadenado, sin acusaciones ni malas formas y detallando qué situación o conducta es la que nos ha afectado.
• No esperar a que se dé la situación idónea para comunicar los sentimientos, tomar la iniciativa.
Es hora de cambiar prioridades y otorgar la importancia al desarrollo emocional ¿no crees?.
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sábado, 17 de octubre de 2009
Exposición
Luz Femenina
Feminine Light
ARTE-ECO-ART
PILAR
OCTOBER 20 - NOVEMBER 16
OPENING RECEPTION: TUESDAY, OCTOBER 20th 2009 , 6:30-8:30 p.m.
Alicia Rau: Trumpet, Flugelhorn & African Percussion
will mix with soundtrack-music from the Canary Islands
INTERART GALLERY AT THE ANNEX,
500 WEST 52nd St. (10th Avenue), 2nd Floor (Bell 2W), New York, NY 10019
Exhibit Schedule: Thursday- Friday 4:00-8:00pm, Saturday-Sunday 11:00am-1:00pm, 4:00-8:00pm00am-1:00pm, 4:00-8:00pm
For more information: elpilardelsol@aol.com
Curator: Jacqueline Jiménez Polanco
Transportation: 1/9 Trains to Broadway & 50th St., C Train to 8th Avenue & 50th Street; M11 Bus to 10th Av & 52nd St.jueves, 8 de octubre de 2009
Tu dieta y repercusión
Estaba leyendo un documento de Mónica Suárez, experta en coach nutricional, y me ha llamado mucho la atención. Os voy a dejar un pequeño párrafo, a ver si os hace pensar tanto como a mí.
Cada especie animal está programada biológicamente y tanto su dentadura como aparato digestivo han evolucionado hasta adaptarse a la alimentación propia de la especie. Por ejemplo, los animales carnívoros están provistos de dientes puntiagudos, caninos, para atrapar, rasgar y comer a sus presas.
La dentadura del hombre consta de 32 piezas, 20 de ellas son molares y premolares, 8 incisivos para cortar, y 4 de estas piezas son caninos para desgarrar. Así pues esto nos puede dar una idea del porcentaje a lo que nuestra dentadura está destinada:
-62% para moler
-25% para cortar
-12,5% para desgarrar.
Con estos datos concluimos qué tipo de alimentos debemos consumir en nuestra dieta:
-62% de legumbres, cereales y semillas
-26% de frutas, verduras y frutos secos
-12% de proteína
Interesante, ¿verdad?
La O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) en un estudio del año 2007 concluía que aproximadamente 1.600 millones de personas (mayores de 15 años)tienen sobrepeso. Y, al menos, 400 millones de adultos son obesos.
Pero un dato más desgarrador aún, es que, se calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad. De estos datos más de 20 millones de niños menores de 5 años. Para pensárselo...
Sabido son las graves repercusiones que ello comporta en nuestra salud:
-enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en todo el mundo.
-diabetes, que se ha transformado rápidamente en una epidemia mundial. La OMS calcula que la muerte por diabetes aumentará un 50% en los próximos 10 años.
-enfermedades del aparato locomotor, y en particular la artrosis.
-algunos cánceres, como los de endometrio, colon y mama.
La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.
¿CÓMO REDUCIR LA CARGA DE OBESIDAD Y SOBREPESO?
La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades relacionadas con ello, son, en gran medida, evitables.
A nivel individual, las personas pueden:
-lograr un equilibrio energético y un peso normal.
-reducir la ingesta de calorías, procedentes de las grasas.
-aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, granos integrales y frutos secos.
-reducir la ingesta de azúcares.
-aumentar la actividad física.
Está claro que la puesta en práctica de estas recomendaciones requiere un compromiso político sostenido y la colaboración de muchos interesados, tanto públicos como privados. Pero el principal compromiso empieza en nosotros mismos. Un cambio en nuestra actitud, mentalidad y hábitos alimenticios pueden acelerar los beneficios en nuestra salud.
Así que, ¿por qué no empezar ahora mismo?
Cada especie animal está programada biológicamente y tanto su dentadura como aparato digestivo han evolucionado hasta adaptarse a la alimentación propia de la especie. Por ejemplo, los animales carnívoros están provistos de dientes puntiagudos, caninos, para atrapar, rasgar y comer a sus presas.
La dentadura del hombre consta de 32 piezas, 20 de ellas son molares y premolares, 8 incisivos para cortar, y 4 de estas piezas son caninos para desgarrar. Así pues esto nos puede dar una idea del porcentaje a lo que nuestra dentadura está destinada:
-62% para moler
-25% para cortar
-12,5% para desgarrar.
Con estos datos concluimos qué tipo de alimentos debemos consumir en nuestra dieta:
-62% de legumbres, cereales y semillas
-26% de frutas, verduras y frutos secos
-12% de proteína
Interesante, ¿verdad?
La O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) en un estudio del año 2007 concluía que aproximadamente 1.600 millones de personas (mayores de 15 años)tienen sobrepeso. Y, al menos, 400 millones de adultos son obesos.
Pero un dato más desgarrador aún, es que, se calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad. De estos datos más de 20 millones de niños menores de 5 años. Para pensárselo...
Sabido son las graves repercusiones que ello comporta en nuestra salud:
-enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en todo el mundo.
-diabetes, que se ha transformado rápidamente en una epidemia mundial. La OMS calcula que la muerte por diabetes aumentará un 50% en los próximos 10 años.
-enfermedades del aparato locomotor, y en particular la artrosis.
-algunos cánceres, como los de endometrio, colon y mama.
La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.
¿CÓMO REDUCIR LA CARGA DE OBESIDAD Y SOBREPESO?
La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades relacionadas con ello, son, en gran medida, evitables.
A nivel individual, las personas pueden:
-lograr un equilibrio energético y un peso normal.
-reducir la ingesta de calorías, procedentes de las grasas.
-aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, granos integrales y frutos secos.
-reducir la ingesta de azúcares.
-aumentar la actividad física.
Está claro que la puesta en práctica de estas recomendaciones requiere un compromiso político sostenido y la colaboración de muchos interesados, tanto públicos como privados. Pero el principal compromiso empieza en nosotros mismos. Un cambio en nuestra actitud, mentalidad y hábitos alimenticios pueden acelerar los beneficios en nuestra salud.
Así que, ¿por qué no empezar ahora mismo?
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